jueves, 14 de abril de 2011

HUBO UN TIEMPO CON HÉROES, FUE HOY.



El tiempo me ha demostrado la necesidad de héroes que tenemos los seres humanos.

Siempre rescatamos los actos heroicos de otros personajes, mayormente imaginarios, irreales, personajes que no existen. Que nacen y viven en cómics, dibujos animados, películas y otras hierbas.

Nuestra infancia se jacta de ello. De ver un super-héroe salvar al mundo, de consumir el merchandising y jugar a ser ese héroe.

Ponemos imaginariamente al mundo en peligro y lo rescatamos con la misma técnica de inventar.

Conforme crecemos buscamos mas realidad, nos enfocamos en revolucionarios, dictadores, políticos, pensadores, artistas y otros personajes mas reales, mas tangibles.

Ya de adultos, recordamos simplemente. Perdemos el enfoque. Los héroes son otros, son imágenes del pasado. Nuestros padres o abuelos. Nuestros héroes son lo que la memoria tiene, dejamos de asombrarnos con las virtudes o acciones de otros, pasamos a emocionarnos con lo que admirábamos de jóvenes. Mas bien, admiramos de otra manera.

Y esto me deja siempre pensando si esta postura que optamos deviene de reconocer lo "villano" del mundo, sentir que eso es mas fuerte que uno y que debe llegar alguien para rescatarnos. Me cuestiono si esa postura viene mas bien por cobardía, por no animarse a golpear al delincuente y salvar al anciana que es hurtada frente a nuestros ojos; si nos impulsa un miedo a todo y queremos que nos rescaten. O si es simplemente que nos contaminaron la cabeza con que otra cosa u otra persona debe hacer todo los que nos puede llevar tiempo, para así nosotros nos podemos ocupar en una rutina mas "importante". Como ser abogados, contadores, obreros, estudiantes de una carrera u otras ideas de profesionales y futuro.

Si hoy yo me pusiera una capa e intentara ayudar al mundo, sería un delirante, un peligro o un loco. Si me pusiera un traje, sería un hombre.

Mi carácter negativo, siempre me lleva a que la conclusión es la ultima, con un detalle mas, que también tenemos miedo.

Y cuando digo esto, no me refiero a los fantasmas que tiene la historia, no hablo del miedo de la segunda guerra, de las dictaduras, del miedo a los terroristas y sus "cazadores". Si no un miedo mas terrible y real. El miedo a un día levantarse y decir "hoy no voy a revisar la agenda", miedo a no mirar el reloj por un día, la televisión. Miedo a faltar un día de trabajo y usar ese franco auto-impuesto para leer, para escuchar música o simplemente para sentirse "libre" por un día. Miedo, a no ser parte del común.

Si hay algo que el tiempo me ha ayudado a comprender, es que la gente obtiene malos conceptos de todo. La gente se guía por los diccionarios, acepta el concepto de cada palabra, enlaza como desea las mismas y forma oraciones, que no tienen personalidad. Llenas de ideas prolijas, pero que solo pueden ser analizadas, por personas con el mismo pensamiento corto.

Así es que la ciencia a perdurado por años, generando una idea compleja, con palabras rebuscadas, que puede entender un solo circulo de "eruditos". Y la pompa se va tocando siempre igual, por otros interpretes, pero siempre igual. Y creemos, que es siempre una pompa distinta y asombrosa.

Entendiendo entonces que la gente interpreta mal conceptos básicos, como el miedo. Llego a la conclusión que la gente considera que lo heroico esta en lo grande y diferente. Lo heroico de fantasía esta en el vuelo y la fuerza sin medida de Superman, y en lo real, en el sacrificio y la lucha del Che Guevara.

Sin embargo, lo heroico, puede presentarse en lo pequeño. Puede ser algo heroico criar a un hijo en un mundo tan perverso como el actual. Es heroico rodearse de diferentes personas, con diferentes ideas y darles atención a todas por igual; siempre manteniendo la de uno y cambiar la idea personal si llegado el momento es considerado correcto por uno mismo.

Es heroico salvar una vida como lo hacen los médicos o los bomberos. Es heroico seguir la rutina, y romperla también es heroico.

Cada uno de nosotros tenemos un gran margen de héroe. Nuestras ideas y actos nos pueden presentar como tales. Sin embargo, nos apodera el miedo y nos quedamos plantados buscando en el cielo un hombre despampanante que llegue a nuestro salvataje. O ya directamente ignoramos eso y pretendemos que Dios o una maquina ejerza nuestro esfuerzo para así continuar con aquello que no deseamos hacer... pero que es correcto.

Debería algo hacer que aquellos humanos que nos hemos fragilizado en el concepto de "personaje urbano que espera al super-héroe", cegarnos por instantes, no permitirnos buscar con nuestra mirada el héroe que queremos encontrar. Debilitarnos a tal punto que dependamos de nosotros mismos y de nadie mas.

Dejarnos imaginariamente solos por un instante, a cada uno de nosotros, aislarnos. Y así, de esa forma, nos daríamos cuenta, en la supervivencia, que el héroe que ambicionamos ver, puede ser tranquilamente uno de nosotros.

Un negro, un blanco, persona que fuere de la secta religiosa que fuera, del pensamiento político o filosófico que desee, de cualquier raza o tradición que fuera. Todos somos héroes si nos lo proponemos.

Quizá sería interesante hacer que el orgullo de los otros, como el de uno mismo, se enfoque en nuestra persona.

Deberíamos distraer la atención de nuestros padres en los ricos y que recaiga en nosotros, deberíamos dejar que nuestros hijos miren a esos "super hombres" y nos atiendan a nosotros.

Porque apuntamos mal la admiración y tampoco tenemos los dotes para distraerle hacia nosotros mismos.

Quizás, si nos enfocáramos en demostrar que realmente podemos ser héroes, el día de mañana. Deje de existir gente inventando idioteces para que admiremos y sigamos como perros amaestrados.

Puede que la meta que nos impongamos no sea compleja o si; puede, de hecho, esa meta matarnos en el intento, y así podría uno creer que perderíamos el don de héroe, sin embargo, sería al revés, morir en el intento de cumplir un sueño o una meta, nos plata aun como héroes.

El heroísmo, entonces, no esta en el imaginario colectivo. Esta en cada uno de nosotros, el problema, es que perdemos el tiempo admirando otras cosas, atendiendo otras cosas, y así se nos pasa el límite y morimos como admiradores y nunca como héroes.

"Basta un instante para ser un héroe y una vida entera para ser un hombre de bien"
Paul Brulat, escrito francés. (1866-1940)






fnm

No hay comentarios:

Publicar un comentario